SEMIFINAL (IDA)
Fecha: 08-04-81; Estadio: Santiago Bernabéu.
REAL MADRID CF - INTER DE MILAN (ITA) 2-0
Arbitro: Corvier (Holanda)
Goles: 1-0 Santillana 28´; 2-0 Juanito 47´.
REAL MADRID CF, 2;
Agustín, Isidro, (García Cortés 7´), Sabido, García Navajas, Camacho, Stielike,
Del Bosque, Ángel, Juanito, Santillana, Pineda (García Hernández 79´).
INTER DE MILAN, 0;
Bordon, Canutti, Mozzini, (Pasinato 60´), Bini, Bergomi, Baresi, Caso,
Prohaska, Marini, Altobelli, Munaro.
El Madrid, a la altura de las grandes ocasiones
Conservadurismo insultante en un Inter formalmente devaluado
JULIAN GARCIA CANDAU 09/04/1981
El Madrid puede hacerse ilusiones de jugar, una vez más, la final de la Copa de Europa. El Inter pese a su conservadurismo casi insultante, recibió dos tantos que pueden ser decisivos dentro de dos semanas en San Siro. El Inter un grande del fútbol europeo, se presentó en Madrid formalmente devaluado. El Madrid, un equipo que en el concierto europeo bajó muchos enteros hace años, hizo anoche cuanto estuvo a su mano para situarse a la altura de las grandes ocasiones.Iba a cumplirse media hora de una perfecta lección magistral el antifútbol cuando Santillana, en un remate de cabeza casi inverosímil, hizo añicos el esquema ultraconservador del Inter. Hasta ese momento vivíamos bajo la amenaza de un encuentro soporífero. El Inter era más que un frontón. Su disposición táctica iba más allá del famoso catenaccio. Su única preocupación era no encajar goles. Marcarlos, por lo visto, era lo de menos.
Desde el inicio, el Inter situó a todos sus hombres en disposición defensiva y la avanzadilla que en algunos momentos supusieron Altobelli y Muraro se convirtió en nada, porque también se sumaron al apoyo de las líneas de cobertura. Hubo unos instantes en los que el Inter jugó al 4-4-2, pero pronto cambió al 5-4-1, y finalmente prescindió casi en absoluto de sus delanteros. Tanto es así, que en el momento en que Santillana remató certeramente el lanzamiento de Juanito, los once jugadores milaneses estaban defendiendo dentro de su área.
El Madrid, hasta que consiguió el gol, intentó como siempre el remate aéreo de Santillana. Ante cuatro defensas, cuya talla es superior a 1,80 metros, todos los esfuerzos del santanderino resultaron baldíos. Tuvo que emerger como apoyado en una pértiga para lograr romper esa barrera, que se antojaba absolutamente infranqueable. Hasta el gol yo diría que el encuentro fue de dos ricos venidos a menos. El Inter, aunque tenía algún detalle técnico sobresaliente, dejaba bien sentado que distaba mucho de ser aquel equipo que dirigió Helenio
Herrera y en el que Dominghini, Mazzola, Peiró, Suárez y Corso se convirtieron, durante algún tiempo, en las grandes estrellas del fútbol europeo.
La primera mitad sólo tuvo un fútbol discreto en el cuarto de hora final, porque el Inter se dio cuenta de que por el camino que seguía podía encontrarse con una derrota superior a la imaginada. De cualquier manera, la única ocasión clara de gol la tuvo Bergomi, al colgar un balón ante la salida desesperada de Agustín hasta el borde del área. Hasta ese instante, la única sensación de peligrosidad del Inter la dio, en cierto modo, el nerviosismo de Agustín, que acusó en un par de jugadas inseguridad.
Al ordenador del juego interista, Prohaska, le dedicó Camacho toda su atención. El centrocampista austríaco no pudo moverse a gusto más que en los cinco primeros minutos, en los cuales tuvo cerca a Angel. El cambio de marcaje permitió al Madrid colocar un hombre más en el centro del terreno. Esta adición facultó a Del Bosque para el envío sereno a sus compañeros mejor situados. Del Bosque, que ha recuperado la confianza en sí mismo, tuvo esta vez también cierta complacencia por parte del público. Del Bosque robó quizá más balones que nunca y su teórica pasividad la compensó con la inteligencia de sus largos pases, que son uno de los pocos lujos que le quedan al fútbol español, junto a las genialidades de Juanito, que también de nuevo supo provocar entre los defensores visitantes el suficiente desconcierto para posibilitar las acciones de otros compañeros.
El repliegue voluntario del Inter resultó más que ventajoso para el Madrid. Su dubitativa defensa, al no verse excesivamente comprometida, pudo desenvolverse sin mostrar las fallas de otras ocasiones. El Madrid 1-10 fue un equipo compacto porque tiene desde hace tiempo fisuras importantes, pero volvió a poner en busca del triunfo el ardor que siempre le distingue. En esa labor de genio incontenible volvió a distinguirse Stielike, jugador al que habrá que catalogar, por desgracia para el fútbol español, como uno de los pocos residuos de la furia.
Esporádica tentativa italiana en busca del gol
El Inter quiso recuperar terreno cuando se encontró con dos goles en contra. El cambio de Mozzini por Pasinato dio a Prohaska más libertad y durante algún tiempo el equipo italiano tentó la suerte con tres hombres en el ataque. Pero no pasó de tentativa esporádica la intención de arropar a Muraro y Altobelli, jugadores cuya gran oportunidad estuvo en un mal pase de Angel, que anoche no tuvo mucha fortuna en su labor.
Boskov dispuso en los últimos diez minutos la baza de García Hernández, jugador que podía haber sido mucho más eficaz desde el inicio, dado que ante un frontón hacen falta tiradores potentes. Probablemente el encuentro de ayer registró el mayor número de disparos; a gol desde lejos de la presente temporada.
La mejor situación de gol del Inter se produjo a siete minutos del final. Agustín, por alto, perdió un balón que no tenía complicaciones y ello pudo haberle costado un gol. Que no hubiera sido justo, porque el Inter hizo excesiva renuncia a marcar desde el comienzo del partido.
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SEMIFINAL (VUELTA)
Fecha: 22-04-81; Estadio: San Siro (Milán)
INTER DE MILAN (ITA) - REAL MADRID CF 1-0
Arbitro: Ponnet (Bélgica)
Goles: 1-0 Bini 56´
INTER DE MILAN, 1;
Bordon, Pasinato, Bini, Canutti, Bergomi, Caso, Manini, (Pancheri 80´),
Prohaska, Beccalosi, Altobelli, Munaro.
REAL MADRID CF, 0;
Agustín, García Cortés, Sabido, García Navajas, Camacho, Stieleike
(Gª Hernández 88´), Del Bosque, Ángel, Juanito, Santillana, Isidro, (Pineda 71´).
El Real Madrid contuvo al Inter
Graves incidentes del público al término del encuentro por la pérdida de la eliminatoria
ALFREDO RELAÑO - Milán - 23/04/1981
El Madrid estará en la final de París gracias a un buen partido en el Gluseppe Meazza, en el que sólo estuvo a merced del Inter en la fase inicial de la segunda parte. Durante el resto del tiempo controló el juego. Hizo una soberbia primera parte y una aceptable segunda, creó ocasiones de gol tan claras y casi en tanto número como el Inter y, aunque ofreció en la segunda mitad alguna facilidad en la defensa, Agustín respondió como un gran portero cuando hizo falta. El no cerrarse, sino jugarle al Inter por todo el campo, y el retener el balón lo más posible fue la clave de la clasificación.Tal como había anunciado Boskov, el Madrid no salió a encerrarse en el Giuseppe Meazza. Aunque a última hora no salió Pineda, sino Isidro, ello fue porque éste y Juanito se alternaban en una de las puntas del ataque, y en ningún caso el Madrid presentó un planteamiento más defensivo que el Inter. El equipo italiano le dio un gran susto al Madrid a poco de empezar el partido, cuando, tras el saque de un córner, un centro de Caso lo peinó de cabeza Prohaska y envió el balón al palo. En esta y en una jugada posterior, Agustín demostró cierta inseguridad, y ello permitió que el exaltado público del Meazza se entusiasmara. Pero pronto se tranquilizó Agustín,
Angel tomó a Becalossi, un media punta que confirmó su capacidad para inventar jugadas de peligro. Camacho salió al centro del campo para sujetar a Prohaska, y no sólo lo consiguió, sino que le obligó a perseguirle en sus galopadas hacia Bordon. Del Bosque controlaba muy bien el juego y salía también frecuentemente hacia el ataque por una u otra banda. Stielike, casi siempre por la derecha, se encontraba con el único marcador serio de los italianos en la media, Marini, y a pesar de eso empujó mucho. Aunque Juanito se equivocó a veces al escoger un ritmo demasiado rápido en momentos en los que al Madrid le convenía más mantener el balón, en general el Madrid jugó con autoridad, sin sentirse agobiado nunca y llegando al área italiana más veces que el Inter a la suya. Por cierto que cada intervención en el juego de Santillana obraba el milagro de enmudecer al estruendoso público italiano.
Cuatro o cinco brillantes pases perpendiculares de Becalossi a los velocísimos Altobelli y Muraro fueron lo único que pudo ofrecer el Inter en la primera parte; pero la defensa española estuvo atenta en todas las ocasiones. Es de destacar el excelente papel de García Navajas, que no sólo llegó al corte siempre oportunamente, sino que se dejó ver en subidas al ataque. Todo el Madrid tocó el balón con calma, a excepción de algunas precipitaciones de Juanito, se desmarcó y corrió por todas las zonas del campo y en el descanso parecía difícil que el Inter pudiera remontar.
El Inter salió con un aire algo distinto en la segunda mitad. Trató de masticar más la jugada, y tuvo en los hombres menos virtuosos de su centro del campo, Pasinato, Marini y Caso, especialmente este último, hombres de mayor apoyo al ataque que en la primera mitad. En los primeros diez minutos se registraron disparos de Muraro y Bergomi, ante los que tuvo que intervenir con acierto Agustín, y eso reanimó al escandaloso público, que para entonces estaba ya un tanto apagado. Coincidió este mayor agobio atrás con que algunos jugadores del Madrid perdieran la calma para retener el balón, y empezaron a arriesgarlo en pases largos. Repentinamente, una gran arrancada de Bini, un libero de excelente planta, finalizó con un hermoso gol.
Por unos minutos la clasificación del Madrid estuvo realmente en peligro. El descontrol y la falta de serenidad se extendió a varios jugadores más y el Madrid se desconectó del juego. Sólo la parte de atrás aguantó bastante bien, y además se fue creciendo paulatinamente la figura de Agustín. Fue entonces cuando Juanito, que había cometido equivocaciones antes, supo estar en su sitio, aceptó mejor que nadie la responsabilidad que imponía el partido en esos momentos y en dos o tres jugadas de su marca enfrió al Inter. Una de ellas, un sensacional pase a Del Bosque, fue quizá la oportunidad más clara de gol del encuentro.
Poco a poco, el Madrid recuperó la calma, y el Inter, aunque siguió jugando mejor de lo que lo había hecho en la primera parte, dejó de amenazar tan seriamente con el segundo gol. De ahí en lo sucesivo, el encuentro volvió a ser equilibrado, con bonitas ocasiones de gol en ambas puertas, pues el Madrid dio en el último cuarto de hora algunas ventajas en defensa, lo que no había hecho antes, pero sin que nadie llegara a concretar el gol. El cambio de Isidro, fatigado por su encomiable persecución a Pasinato y por sus carreras de desmarque hacia una y otra punta del ataque, por Pineda fue efectivo y le permitió al Madrid mayor desahogo. El Inter también hizo un cambio, pero después de dudarlo mucho, pues al final eran varios de sus hombres los que estaban fatigados. Dos minutos antes de que terminara el encuentro, García Hernández compareció por Stielike, también hundido, sin duda porque estos días ha pasado una leve gripe y quizá también para defender en su área en los centros altos, pues es jugador de buen salto. Llegó el final ante la decepción del público, que quizá comprendió, a salvo de una numerosa minoría de revoltosos, que en la final iba a estar el mejor de los dos.
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Todos los partidos del Real Madrid en la temporada 1980-81:
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