Árbitro: De Bleeckere (Bél.). Amonestó a Heinze.
Lazio:
Ballotta; Behrami (Scaloni, m. 66), Stendardo, Cribari, Zauri; Mudingayi, Ledesma, Mauri (Del Nero, m. 77), Mutarelli; Pandev y Rocchi (Makinwa, m. 66). No utilizados: Muslera; Kolarov, Meghni y Manfredini.
Real Madrid:
Casillas; Sergio Ramos, Cannavaro, Heinze, Marcelo; Diarra, Guti; Sneijder (Drenthe, m. 87), Robben (Higuaín, m. 77); Raúl (Saviola, m. 82) y Van Nistelrooy. No utilizados: Dudek; Salgado, Baptista y Gago.
Lazio 2-2 Real Madrid Ch.L 2007/08
0-1. M. 8. Van Nistelrooy, a saque de falta de Sneijder.
1-1. M. 32. Pandev, tras un pase de cabeza de Stendardo.
1-2. M. 61. Raúl roba y pasa a Van Nistelrooy, que bate a Ballotta en el mano a mano.
2-2. M. 75. Pandev, desde fuera del área.
Lazio 2-2 Real Madrid 2007/08 (0-1 Van Nistelrooy)
0-1. M. 8. Van Nistelrooy, a saque de falta de Sneijder.
Lazio 2-2 Real Madrid 2007/08 (1-2 Van Nistelrooy)
1-2. M. 61. Raúl roba y pasa a Van Nistelrooy, que bate a Ballotta en el mano a mano.
El equipo de Schuster, que volvió a experimentar, deja una huella inquietante ante un Lazio que empató con muy poco
JOSÉ SÁMANO - Roma - 04/10/2007
Inconsistente y sin una pauta fija, el Madrid dejó otra huella inquietante. Esta vez en Roma, ante un contrario sin pujanza que le birló la victoria por sus propios despropósitos. Al equipo de Schuster le falta esqueleto y es un tiro al aire, por mucho que aún haya esquivado la derrota en lo que va de temporada. No le falta pegada, sino juego, por lo que concede demasiadas oportunidades, lo mismo da el pelaje de su rival. Schuster aún no ha dado con la tecla y el equipo es capaz de sufrir numerosas mutaciones en un partido. Se achica y se estira de mala manera. Algunas de sus estrellas han perdido peso, caso de Sneijder en los últimos encuentros, y otras aún están fuera de onda, como Robben. Las rotaciones tampoco consolidan al equipo, que parece de pretemporada, empeñado Schuster en experimentar en cada partido.
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En Roma, retocó de nuevo la alineación. Y el sistema. Condicionado por la presencia de Robben, que está lejos de su mejor versión, el alemán dejó toda la autovía derecha en pies de Sergio Ramos, el domingo central, anoche lateral de largo recorrido. Chato por una orilla y con Robben como único extremo, Guti pagó el peaje. Lejos de centrar su posición, se vio obligado a situarse como interior por la derecha, en beneficio de Sneijder, al que Schuster prefiere a la izquierda. Cada vez es más frecuente que haya entrenadores que se inclinen por los extremos a pierna cambiada, circunstancia nada habitual cuando se trata de los interiores, por mucho que Sneijder tenga soltura con su zurda. Sin más auxilio que Ramos y con menos panorámica, Guti se evaporó, estuvo confuso y un despiste suyo derivó en el empate de Pandev. Tampoco hubo pisadas de Sneijder, y Robben fracasó en su asalto con Behrami, que le dio la noche. Mientras llega el mejor Robben, no sólo el medio campo paga la factura. También coarta a la delantera: en el Olímpico, Van Nistelrooy y, sobre todo Raúl, tuvieron que anclarse en la derecha con demasiada regularidad. Una pésima noticia para ambos. A Schuster le queda tajo. Con tantos cambios, unos voluntarios y otros obligados, el equipo está indefinido. A estas alturas de temporada y con buenos resultados, tiene margen de estudio.
Por fortuna para este Madrid sin enhebrar, el Lazio es un equipo mediocre, del que sólo alerta su ADN italiano. Tiene tanto ánimo como falta de talento; tiene algunos jugadores del montón, caso de Pandev, Rocchi y Mauri, y otros de cuarta división, como el central Stendardo y otros cuantos. Tras años de dispendio, hoy es una sociedad descapitalizada, en la tesorería y en el campo. Pese a todo, le bastó un arreón al final del primer tiempo para amedrentar al Madrid, que se quedó sin discurso desde el afortunado gol inicial de Van Nistelrooy, al que le rebotó la pelota en la espinilla sin su consentimiento tras una serie de pifias de los laziales al intentar desviar una falta lateral.
Con ventaja en el marcador, al equipo de Schuster le sirvió adelantar como nunca su defensa para evidenciar la inocencia del Lazio. Aspecto en el que mucho tuvo que ver Cannavaro, que por fin se muestra en plenitud con el Madrid. Rápido y contundente, el central italiano alejó a todos de la cueva de Casillas, una señal muy positiva para un equipo acostumbrado a escoltar a su excelente portero. Sin excesos, con juego insulso y un tanto almibarado, el conjunto español no se sintió exigido hasta que bajó la guardia más de la cuenta. Con su fútbol ferroviario, el Lazio agobió a Casillas durante cinco minutos hasta que Pandev selló el primer empate. Segundos antes, Mutarelli y el propio Pandev estuvieron al borde del gol. El Lazio empató con muy poco.
Pese a la advertencia, en nada mejoró el Madrid de la segunda parte, tan desajustado como el del primer acto. Lejos de exprimir la debilidad de su adversario, el cuadro de Schuster se agrietó y convirtió el encuentro en un duelo de ida y vuelta, desgobernado, lo que agradeció el Lazio. Ni siquiera el segundo acierto de Van Nistelrooy, que superó de forma exquisita a Ballotta tras un gran pase de Raúl, permitió al Madrid bajar la persiana al partido frente a un rival de aire birrioso. A este Madrid le cuesta un mundo sujetar los encuentros y de nuevo Pandev le puso la cruz. La parroquia lazial festejó el empate como si hubiera alzado la Copa de Europa. Para el Madrid fue un azote. El equipo no se encuentra, aún carece de un ideario concreto. No tiene perfil.
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